Todas las noches...
cuando se apaga la luz mortecina
del último candil...
dos almas corren descalzas...
envueltas en velos de deseo...
a su mutuo encuentro...
Apasionadas, bailan
la danza del amor...
Olvidan por unas horas,
que para ellas son instantes,
los cuerpos inertes
que ocupan...
nada importa... sólo su danza...
Se unen, arremolinan,
se separan, una y otra vez...
Hasta que las primeras luces del alba,
les indican que deben partir...
entonces sellan con un beso
la promesa
de volverse a unir...
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